NOCHE DE VIBRACIONES PARA LA ORQUESTA DE EUSKADI EN BURDEOS
La Orquesta de Euskadi abrió ayer noche en Burdeos su visita a Aquitania y se puede decir que el Palais des Sports fue testigo de un compendio de vibraciones entre la Orquesta y el público, que no desistió en aplausos y pateos hasta sacar del solista Luis Esnaola y de la formación vasca una serie de bises. "Superbe" y "Magnifique" fueron las palabras más escuchadas entre un público entusiasmado que abandonó la sala hacia las 22:15 de la noche.
El diario Sud Ouest titulaba "Vibraciones polacas" a su artículo dedicado al paso de la Orquesta de Euskadi por Burdeos y Arcachon. Y el programa de mano del concierto en el Palais hablaba de la "universalidad de las raíces populares" a propósito de las obras programadas para la velada, con una marcada esencia foklorica polaca y eslava, que serían dirigidas por el también polaco Michal Nesterowicz. Por una cosa o por otra, o porque sencillamente el público aguardaba la ya quinta visita de la Orquesta de Euskadi a Burdeos, lo cierto es que la respuesta del público fue creciendo según avanzaba el concierto.
Tras los primeros compases de la Pequeña Suite de Lutoslawski llegó el Concierto número dos de Wieniawski en donde el solista invitado Luis Esnaola tuvo que enfrentarse al virtuosismo instrumental que exige la partitura. Tras una buena entrega del ganador del prestigioso concurso de violín Pablo Sarasate, a quien precisamente está dedicado este segundo concierto, el público sincronizó sus aplausos y siguió sin parar hasta que hizo retornar a Luis Esnaola al escenario. Entonces regaló "Oinazez" de Aita Donostia.
Ya en la segunda parte, la Orquesta en solitario se entregó a la sexta sinfonía de Dvorak. A lo largo de sus más de cuarenta minutos de partitura el director polaco fue llevando a la Orquesta por diferentes caminos hasta llegar a su sonoro final. Para entonces, los bordeleses ya tenían claro que tampoco iban a dejar escapar a la Orquesta sin recibir antes una propina de cierre. Michal Nesterowicz recuperó con gran habilidad el genial tercer movimiento de la sinfonía para ofrecerlo en dos pequeñas entregas, la última sección, que arrancó nuevos aplausos, y la cadencia final, que terminó por consagrar la simpatía del público por el director y la Orquesta. Pasadas las diez de la noche el Palais des Sports se quedó con los ecos de una calurosa velada que tuvo numerosas expresiones como "Superbe" y "Magnifique".
Hoy se dirige a Arcachon, ciudad turística y costera a donde acude por primera vez. El Teatro Olympia será escenario de un nuevo concierto que la Orquesta ofrecerá con el mismo programa y para el que espera despertar nuevas vibraciones.